Bajo su “ridícula” apariencia, algunos remedios de la abuela esconden explicaciones científicas que
justifican su eficacia. A pesar del empeño de la ciencia “académica” moderna en despreciar sistemáticamente
los remedios populares, la verdad es que muchos de los descubrimientos de la medicina actual tienen su raíz
en las tradicionales recetas de la abuela. Cuenta la leyenda que fue un remedio casero el que originó el
milagroso negocio de la aspirina.
A finales del siglo XIX, Félix Hoffman, un joven químico que trabajaba para Bayer, estaba preocupado
con la salud de su padre, al que le habían recetado para aliviar los dolores las infusiones de hojas de sauce
que contenían salicina – el principio activo responsable de su acción analgésica, un compuesto que en el
organismo se convierte en ácido salicílico.
El remedio funcionaba, pero su estómago se resentía. Y en ésas estaban cuando Hoffman puso
solución al problema “acetilando” el compuesto para bloquear los ácidos responsables de ese efecto
secundario. Así obtuvo el ácido acetilsalicílico, que más tarde fue comercializado por Bayer.
De hecho, todos hemos comprobado alguna vez la eficacia de los remedios naturales. ¿Quién no ha
oído hablar del poder desinfectante de la saliva? Estos son sólo algunos ejemplos de los remedios transmitidos
“de boca en boca” y los que la ciencia, finalmente, ha dado la razón.
1. De acuerdo con el texto, clasifica como V (verdaderas) o F (falsas) las afirmativas acerca
de Félix Hoffman. V=10
a) ( ) Sufría de una enfermedad incurable.
b) ( ) Se preocupó de curar a su padre.
c) ( ) Ascendió en su carrera gracias a sus logros.
d) ( ) Logró eliminar un efecto secundario causado por la infusión de hojas de sauce.
e) ( ) Participó del origen de la aspirina.
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Resposta:
a) F
b) V
c) F
d) V
e) F
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