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Cuando se trata de reeducación dietética, la primera actitud es cambiar hábitos y estilo de vida. Es necesario cambiar la idea de “estar a dieta” e incorporar la idea de “vivir a dieta”. Esto no quiere decir que nunca podrás consumir un dulce, un frito o una bebida. Pero hay que aprender que esto no debe formar parte de una dieta.
La mejor forma de garantizar la salud, mantener la forma física y mejorar el rendimiento en todas las actividades de rutina es adoptar hábitos saludables. Para eso es necesario tener 3 actitudes fundamentales: comer de forma equilibrada, mantener una actividad física regular y dormir bien.
Saltarse comidas, consumir en exceso productos industrializados, alimentos ricos en grasas saturadas, azúcar simple, entre otras actitudes de mala alimentación, son las principales causas de las enfermedades más comunes en la actualidad, como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardíacas e incluso el cáncer. Asociado a estos factores, un estilo de vida sedentario también aumenta todos estos riesgos. Hacer actividad física con regularidad es una actitud decisiva para mejorar la salud, la condición física e incluso mental, porque el ejercicio hace que nuestro cuerpo produzca serotonina, ¡la hormona del buen humor!
Para que los hábitos sean perfectos, además de una buena alimentación y una actividad regular, ¡necesitas descansar! Una buena noche de sueño es fundamental para restaurar y conservar la energía, madurar el sistema nervioso, la secreción hormonal y consolidar la memoria. Por eso es necesario darle importancia al descanso y poner el sueño en la lista de prioridades de nuestra rutina.
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