SOCORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO É PARA HOJE
Ojo por ojo, diente por diente.
Conductas como pegar a otros, dar golpes, pellizcos y empujones, burlarse, amenazar o insultar, son ejemplos de conductas violentas aceptas en la sociedad y consideradas como “cosas de niños”. Podemos señalar algunos aspectos que hacen de la violencia un problema sobre el que hay que actuar. Hay implícita una clara intencionalidad, y daña o puede dañar a cosas o personas. Cuando ambos aspectos se unen a una edad temprana, hablamos de violencia infantil. Es cierto que a muchos niños pequeños les resulta muy difícil prestar sus juguetes y ser considerados o generosos con los demás. De hecho, no resulta raro observar que cuando juegan entre ellos y surgen conflictos (inevitables en las relaciones con los demás), reaccionan a menudo pegando o agrediéndose. Muchas de estas reacciones son comportamientos que se producen con gran frecuencia en determinadas etapas del desarrollo infantil, especialmente en los dos primeros años de vida, donde con bastante probabilidad el niño se comportará llorando, pataleando o golpeando ante cualquier frustración. Ahora bien, aunque las conductas anteriores no nos deben alarmar innecesariamente, eso no significa que ante la violencia manifestada por un niño debamos adoptar actitudes de indiferencia o pasividad. Aunque a veces pensemos que son chiquilladas y que estas conductas se corregirán con el tiempo, la violencia no es una conducta admisible en el niño. Por tanto, este no es un problema trivial y no sólo porque todo acto violento causa un claro sufrimiento al que resulta agredido. En muchos casos, los niños que pegan, empujan, insultan... son niños frustrados y rechazos por parte del grupo de amigos y no se encuentran a gusto ni consigo mismos ni con los demás. En otras ocasiones, son los padres del agredido los que intervienen en el conflicto, enfrentándose o llamando la atención a los padres del agresor, de tal forma que lo que empezó como un problema entre niños se convierte en un problema entre adultos, llegando - afortunadamente, en situaciones extremas- a producirse una espiral de incomprensión, acusaciones y etiquetamiento del niño como violento y conflictivo. Lo cierto es que si el niño va creciendo y no le ayudamos a corregir su comportamiento inadecuado, es muy probable que llegue a tener problemas en el futuro: fracaso académico, relaciones con los demás conflictivas, conductas violentas en la adolescencia, y una amplia variedad de dificultades sociales y emocionales en su etapa adulta. Entonces, ¿somos los padres, en parte, responsables de la violencia de nuestros hijos? ¿Podemos ayudarles a no ser violentos? La respuesta a ambas cuestiones es SÍ. A ninguno de nosotros nos gusta sentirnos responsables de este problema, pero la educación que reciben nuestros hijos y las experiencias que tienen en la familia influyen sobre su inclinación o no hacia la violencia.”
1. Qual a ideia central defendida no texto?
Respostas
Resposta:
A ideia defendida no texto expressa uma opinião sobre a violência, a qual o autor defende um ponto de vista, onde a influência da violência vem inicialmente por parte dos pais, ou por questão sociais (modo como foram criados e etc.)
Caso a resposta precise ser dada em espanhol:
La idea defendida en el texto expresa una opinión sobre la violencia, que el autor defiende desde un punto de vista, donde la influencia de la violencia proviene inicialmente de los padres o por questiones sociales (cómo fueron criados y etc.)
Explicação:
Podemos confirmar isso pelos trechos:
"[...]Muchas de estas reacciones son comportamientos que se producen con gran frecuencia en determinadas etapas del desarrollo infantil, especialmente en los dos primeros años de vida, donde con bastante probabilidad el niño se comportará llorando, pataleando o golpeando ante cualquier frustración.
Ahora bien, aunque las conductas anteriores no nos deben alarmar innecesariamente, eso no significa que ante la violencia manifestada por un niño debamos adoptar actitudes de indiferencia o pasividad."
"[...]los niños que pegan, empujan, insultan... son niños frustrados y rechazos por parte del grupo de amigos y no se encuentran a gusto ni consigo mismos ni con los demás"
"Lo cierto es que si el niño va creciendo y no le ayudamos a corregir su comportamiento inadecuado [...]"
"[...] Entonces, ¿somos los padres, en parte, responsables de la violencia de nuestros hijos? ¿Podemos ayudarles a no ser violentos? La respuesta a ambas cuestiones es SÍ"